El tiempo estuvo un poco loco, pero nos permitió ver todos los aspectos del glaciar. Niebla, sol en algún momento, lluvia e incluso nieve... Pero el paseo valió la pena.
Cuando ya nos cansamos de hacer fotos (bueno, yo me volví loca, Anabel y Montse como ya lo habían visto estaban más controladitas) nos dirigimos rumbo al trekking por el glaciar. Y... qué os puedo decir..... Hay que probarlo. En la foto se nos ve como si hubieramos escalado el Everest. Fue muy divertido, porque cuando empezamos la caminata, el guía tuvo que cambiar la ruta porque se había abierto una grieta demasiado grande para poder pasarla... Y yo pensé... maaadre mía, esto está vivo de verdad. Así que empezamos a escalar por montañas de hielo, viendo grietas de colores azules intensos, montañas de hielo y un paisaje espectacular. Después del macro paseo de casi 2 horas, nos fuimos a celebrarlo a una explanada de hielo donde había whisky y cubitos del propio glaciar. Un copazo en toda regla! Brindamos por todos vosotros, pero no pudimos celebrar mucho porque empezó a llover algo más fuerte y ya nos tuvimos que marchar. Así que quedó en un san Hilari.
Después de tantas emociones (ni habíamos comido) nos refugiamos en el bar del Perito, donde nos esperaba, poooor supuesto, Fernando, nuestro inseparable amigo mexicano. Había empezado a nevar y Fernando, con su alegría habitual, alucinaba porque no había visto nunca nevar. En fin, allá nos quedamos un buen rato, cuando paró un poco el nevazo, salí a ver el Perito de cerca, por las pasarelas, y a pesar del frío fue muy fueeeerte, verlo rugir cuando caía un trozo de témpano, verlo cayendo copos de nieve sobre él y sin apenas gente. TODO UN ESPECTÁCULO. Simplemente me siento afortunada de poderlo haber disfrutado.
Qué pasada!! Las fotos son preciosas.
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